lunes, 8 de febrero de 2010

ENERO ¡DESVIEJADERO!
Profr. Evaristo Velasco Álvarez

¡Oiga usted! ¡Pero qué dura y cruel parece esta aseveración! Sin embargo, creo que no dice nada más que la realidad: durante el mes de ENERO, espero que se de un desviejadero… Pero un desviejadero de todo lo inútil…
Si este dicho tan popular se utilizara en el sentido de que todo lo que ya dejó de ser útil; todo lo que ya no es servicial; todo lo que ha cubierto un ciclo de existencia y haya llegado a su terminación, no dejáramos que continuaras robándonos espacio, tiempo, energía… Seguramente que sería maravilloso.
Pero no me refiero a que quiero que las personas viejas nos dejen y se mueran. ¿Cómo voy a desear que todos los que nos han legado su vida, sus esfuerzos, sus alegrías, sus anhelos y su dedicación se nos vayan? ¡Claro que no! Me refiero a que sería una gran maravilla si nos deshiciéramos de todas las cosas que ya no nos sirven.
Que todos los mexicanos podamos deshacernos de nuestros viejos vicios; de esos vicios que nos han llevado a perder oportunidades, amigos, familiares, riquezas, etc. Que sin mayor problema nos encontremos en este febrero con una nueva vida; con una oportunidad de renovar nuestras perspectivas, de corregir los errores de nuestras actividades.
Desviejarnos de nuestros temores y aferrarnos a nuestros sueños y a nuestras esperanzas, dejando atrás los sinsabores de las críticas malintencionadas. Desviejarnos de nuestras emociones y renovar el amor, el afecto, el apoyo a quienes nos rodean; especialmente a nuestros seres queridos.
Desviejarnos de las rutinas, de las rutas, de todo lo que hacemos siempre sin pensar. Rehacer los caminos, reencontrarnos con la alegría de recorrer caminos diferentes llenos de nuevos espacios, de gente nueva y diferente. Esto permitirá que nuestra mente esté alerta y fresca y no sea mecánica.
Desviejarnos de vocablos que nos hacen ser aburridos; descubrir nuevas palabras y crear las que creamos necesarias e importantes para decir nuestra verdad. Con ello habremos de darle dinamismo y elegancia a nuestra comunicación.
Este acto de deshacernos de nuestros telebrejos inútiles y que nos quitan espacio físico, mental y espiritual deberá ser un acto por determinación propia. No se puede decidir por los demás… Y en ocasiones nos dolerá deshacernos de algún hábito, de alguna rutina, de algunas “amistades” que de plano no nos dejan nada bueno… ¡Todo desprendimiento es doloroso!
Y cuando iniciemos el caminar sin la carga pesada de las inutilidades, seguramente que sentiremos ánimos renovados, veremos la luz de la esperanza y tendremos una actitud de buscadores de la realización de nuestros deseos y anhelos. Así seguramente seremos el pueblo que busque la felicidad y la realización, conscientes de que necesitamos ¡que viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com

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