A la Báscula
Ciudad histórica y heroica
Julián Parra Ibarra
En la que recién terminó, fue la semana de lo conmemoración y los festejos del Centenario de la Toma de Torreón, la tercer y definitiva, y también la más sangrienta de las que se tengan documentadas durante el desarrollo de la Revolución, y tras la cual se inició el movimiento para derrocar del poder al usurpador Victoriano Huerta.
Durante la serie de actos conmemorativos que se desarrollaron en
los municipios laguneros claves en el movimiento revolucionario, hubo
actividades igual en San Pedro de las Colonias, que en Gómez Palacio,
que en Torreón.
Las actividades fueron desde una cabalgata con dos puntos de partida, uno en Torreón y otro en Gómez Palacio, para confluir en la línea divisoria de Coahuila y Durango, en el lado gomezpalatino donde se yerguen majestuosas las estatuas del General Francisco Villa y uno de los artilleros más precisos de la época, el general Felipe Ángeles. Luego los alcaldes Miguel Riquelme Solís y José Miguel Campillo Carrete develaron una placa a mitad del ‘Puente Plateado’, que registra el Centenario de la Histórica Toma de Torreón.
La tradicional Plaza del Torreón fue remodelada, hermoseada, iluminada y todas sus calles aledañas repavimentadas, y fue rebautizada para que sirva de testigo a las nuevas generaciones, de la fecha en que se conmemoraron los primeros 100 años de esta cruenta batalla. Autoridades Civiles decretaron a Torreón y Gómez Palacio como ciudades heroicas, hubo un gran desfile por las principales calles torreonenses, con la participación de nuestras fuerzas armadas y todo un espectáculo aéreo con las formaciones ‘en v’ de aviones de la Fuerza Aérea Mexicana y del Ejército, aprovechando su permanencia en La Laguna con motivo de la exposición de las ‘Fuerzas Armadas…pasión por Servir a México’.
El tenor mexicano Fernando de la Mora, que tiene grandes y fuertes raíces en esta tierra –la que visitó en decenas de ocasiones para encontrarse con su tío, don Fernando Romo, el primer Obispo de la diócesis de Torreón-, cerró con un Magno Concierto al aire libre en la explanada de la Plaza Mayor.
Fue una semana festiva, ni duda cabe, que foráneos y nativos de toda La Laguna, disfrutamos en grande, fue una grata experiencia, como volver a nuestros orígenes, a nuestras raíces, reencontrarnos con nuestra propia historia en el caso de los antiguos, y para niños y jóvenes fue descubrir cómo su ciudad, su región fue parte central en el movimiento revolucionario.
En los últimos años, a pesar de todos los pesares, Torreón y La Laguna, han vivido momentos especiales conmemorativos: en 2007 se conmemoró el Centenario de la Ciudad, y en esos festejos también Fernando de la Mora participó en las ‘Mañanitas a Torreón’ en el estadio de la Revolución.
El año pasado, sin que la verdad se le haya dado el reconocimiento público que el hecho se merece –y tiene bien ganado- en las páginas de la historia del movimiento revolucionario, se conmemoraron los 100 años de la creación de la famosa División del Norte, nacida aquí en tierras laguneras, en los territorios de la que entonces era la Hacienda de la Loma, en el municipio de Lerdo, Durango.
Con ese motivo, en la edición N° 54 de la revista Metrópolis, en noviembre pasado, el joven historiador Carlos Castañón Cuadros nos regaló un espléndido trabajo titulado ‘Las Tomas de Torreón durante la Revolución’, y que se reprodujo en el Diario Digital La Otra Plana (http://laotraplana.com/sitio/index.php/reportajes/item/603-las-tomas-de-torreon-durante-la-revolucion ) durante y como parte de los festejos de esta semana. En este texto, Castañón Cuadros nos da una ‘visita guiada’ por las tres sucesivas Tomas de Torreón. La primera de ellas en 1911, fecha en la que se registró uno de los capítulos más negros de la historia del país, porque en esos días de mayo de aquél año, más de 300 integrantes de la colonia china fueron asesinados de la manera más violenta. Es quizá el crimen masivo étnico más grave en la historia de México. En la segunda, en septiembre de 1913 -nos narra Carlos Castañón-, no fue tan violenta como la primera, a pesar de que las fuerzas federales tuvieron la capacidad para recuperar la plaza de manos de los ‘alzados’. La tercera y definitiva toma fue en abril de 1914 en una contraofensiva lanzada ya por la recién integrada División del Norte. Esos combates sí fueron cruentos porque, según la información oficial, tras la batalla se habrían encontrado cerca de 5 mil cadáveres, y otras tantas personas habían resultado heridas.
Como una forma de recuperar la memoria histórica de los habitantes de los distintos municipios de Coahuila, el gobierno del estado que encabeza Rubén Moreira Valdez, se echó a cuestas el compromiso de reeditar en la ‘Colección Reaperturas’, libros que nos sirven para comprender y entender mejor la historia de Coahuila y sus municipios.
Entre ellos están, el tomo número 1, ‘Del Río Perla al Nazas, La China decimonónica y sus braseros emigrantes, la colonia china de Torreón y la matanza de 1911’, de la autoría de Juan Puig; el tomo Número 3 de esta colección, ‘Historia de Torreón, su origen y sus fundadores’, escrito por Eduardo Guerra.
Otros libros que nos pueden ayudar a conocer, entender y comprender nuestro pasado reciente son, ‘La División del Norte’, de Pedro Salmerón; y ‘Benjamín Argumedo, El Tigre de La Laguna’, escrito por el magistrado Jesús Gerardo Sotomayor Garza.
Adentrarse en estos libros, en estos textos, resulta fascinante, se recrean imaginariamente aquellas batallas, aquellos combates. Se transporta uno a la Hacienda de la Loma y se siente uno partícipe de la reunión en la que se crea la División del Norte y se nombra como su Comandante al General Francisco Villa; y casi escucha uno los estruendos de los cañones de Felipe Ángeles desde el Cerro de la Pila en Gómez Palacio, y cuyas huellas de los impactos aún se puede apreciar en la fachada del que fue el casino de La Laguna y actualmente alberga al Museo Arocena.
Este estado, esta región, este municipio, tienen una gran historia, y siempre, con el pretexto que usted quiera, resultará toda una aventura volver a releerla, recodarla, invocarla. Vamos, volver hasta a vivirla.
laotraplana@gmail.com
Twitter: @JulianParraIba
Las actividades fueron desde una cabalgata con dos puntos de partida, uno en Torreón y otro en Gómez Palacio, para confluir en la línea divisoria de Coahuila y Durango, en el lado gomezpalatino donde se yerguen majestuosas las estatuas del General Francisco Villa y uno de los artilleros más precisos de la época, el general Felipe Ángeles. Luego los alcaldes Miguel Riquelme Solís y José Miguel Campillo Carrete develaron una placa a mitad del ‘Puente Plateado’, que registra el Centenario de la Histórica Toma de Torreón.
La tradicional Plaza del Torreón fue remodelada, hermoseada, iluminada y todas sus calles aledañas repavimentadas, y fue rebautizada para que sirva de testigo a las nuevas generaciones, de la fecha en que se conmemoraron los primeros 100 años de esta cruenta batalla. Autoridades Civiles decretaron a Torreón y Gómez Palacio como ciudades heroicas, hubo un gran desfile por las principales calles torreonenses, con la participación de nuestras fuerzas armadas y todo un espectáculo aéreo con las formaciones ‘en v’ de aviones de la Fuerza Aérea Mexicana y del Ejército, aprovechando su permanencia en La Laguna con motivo de la exposición de las ‘Fuerzas Armadas…pasión por Servir a México’.
El tenor mexicano Fernando de la Mora, que tiene grandes y fuertes raíces en esta tierra –la que visitó en decenas de ocasiones para encontrarse con su tío, don Fernando Romo, el primer Obispo de la diócesis de Torreón-, cerró con un Magno Concierto al aire libre en la explanada de la Plaza Mayor.
Fue una semana festiva, ni duda cabe, que foráneos y nativos de toda La Laguna, disfrutamos en grande, fue una grata experiencia, como volver a nuestros orígenes, a nuestras raíces, reencontrarnos con nuestra propia historia en el caso de los antiguos, y para niños y jóvenes fue descubrir cómo su ciudad, su región fue parte central en el movimiento revolucionario.
En los últimos años, a pesar de todos los pesares, Torreón y La Laguna, han vivido momentos especiales conmemorativos: en 2007 se conmemoró el Centenario de la Ciudad, y en esos festejos también Fernando de la Mora participó en las ‘Mañanitas a Torreón’ en el estadio de la Revolución.
El año pasado, sin que la verdad se le haya dado el reconocimiento público que el hecho se merece –y tiene bien ganado- en las páginas de la historia del movimiento revolucionario, se conmemoraron los 100 años de la creación de la famosa División del Norte, nacida aquí en tierras laguneras, en los territorios de la que entonces era la Hacienda de la Loma, en el municipio de Lerdo, Durango.
Con ese motivo, en la edición N° 54 de la revista Metrópolis, en noviembre pasado, el joven historiador Carlos Castañón Cuadros nos regaló un espléndido trabajo titulado ‘Las Tomas de Torreón durante la Revolución’, y que se reprodujo en el Diario Digital La Otra Plana (http://laotraplana.com/sitio/index.php/reportajes/item/603-las-tomas-de-torreon-durante-la-revolucion ) durante y como parte de los festejos de esta semana. En este texto, Castañón Cuadros nos da una ‘visita guiada’ por las tres sucesivas Tomas de Torreón. La primera de ellas en 1911, fecha en la que se registró uno de los capítulos más negros de la historia del país, porque en esos días de mayo de aquél año, más de 300 integrantes de la colonia china fueron asesinados de la manera más violenta. Es quizá el crimen masivo étnico más grave en la historia de México. En la segunda, en septiembre de 1913 -nos narra Carlos Castañón-, no fue tan violenta como la primera, a pesar de que las fuerzas federales tuvieron la capacidad para recuperar la plaza de manos de los ‘alzados’. La tercera y definitiva toma fue en abril de 1914 en una contraofensiva lanzada ya por la recién integrada División del Norte. Esos combates sí fueron cruentos porque, según la información oficial, tras la batalla se habrían encontrado cerca de 5 mil cadáveres, y otras tantas personas habían resultado heridas.
Como una forma de recuperar la memoria histórica de los habitantes de los distintos municipios de Coahuila, el gobierno del estado que encabeza Rubén Moreira Valdez, se echó a cuestas el compromiso de reeditar en la ‘Colección Reaperturas’, libros que nos sirven para comprender y entender mejor la historia de Coahuila y sus municipios.
Entre ellos están, el tomo número 1, ‘Del Río Perla al Nazas, La China decimonónica y sus braseros emigrantes, la colonia china de Torreón y la matanza de 1911’, de la autoría de Juan Puig; el tomo Número 3 de esta colección, ‘Historia de Torreón, su origen y sus fundadores’, escrito por Eduardo Guerra.
Otros libros que nos pueden ayudar a conocer, entender y comprender nuestro pasado reciente son, ‘La División del Norte’, de Pedro Salmerón; y ‘Benjamín Argumedo, El Tigre de La Laguna’, escrito por el magistrado Jesús Gerardo Sotomayor Garza.
Adentrarse en estos libros, en estos textos, resulta fascinante, se recrean imaginariamente aquellas batallas, aquellos combates. Se transporta uno a la Hacienda de la Loma y se siente uno partícipe de la reunión en la que se crea la División del Norte y se nombra como su Comandante al General Francisco Villa; y casi escucha uno los estruendos de los cañones de Felipe Ángeles desde el Cerro de la Pila en Gómez Palacio, y cuyas huellas de los impactos aún se puede apreciar en la fachada del que fue el casino de La Laguna y actualmente alberga al Museo Arocena.
Este estado, esta región, este municipio, tienen una gran historia, y siempre, con el pretexto que usted quiera, resultará toda una aventura volver a releerla, recodarla, invocarla. Vamos, volver hasta a vivirla.
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Twitter: @JulianParraIba
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