Entonces, la elección en Durango fue limpia
Pedro Belmonte
Quienes toman la estafeta en la administración gomezpalatina, son del mismo grupo que se va, o sea que, nada pasará.
Como se esperaba y así lo comentamos en la entrega anterior, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró válidas las elecciones del pasado 4 de julio celebradas en el Estado de Durango y por lo tanto dio el triunfo a el Partido Revolucionario Institucional.
De nada valieron los argumentos presentados por los integrantes de la Coalición Durango nos Une que integraron el PAN, PRD y Convergencia donde señalaron, con pelos y señales (así se dice) la violencia que imperó en ese proceso, la intervención de grupos de la delincuencia que inhibieron la participación ciudadana, llegando incluso al uso de armas de fuego, todo con el aval tácito de las autoridades estatales encabezadas por Ismael Hernández Deras para muchos, el peor gobernador que ha tenido el sufrido estado de Durango.
El golpe está dado y como dicen los antiguos, no lo quita ni Dios Padre, ya que no procede impugnación alguna, de acuerdo al fallo que dio la Sala Regional de dicho Tribunal con sede en Guadalajara, Jalisco, de manera tal que los candidatos priístas, sobre todo el ahora gobernador electo Jorge Herrera Caldera y la virtual alcaldesa de Gómez Palacio, Rocío Rebollo, cuyos triunfos fueron muy cuestionados, ya pueden dormir tranquilos porque no habrá poder humano que les quite el cargo, no importa que no cuenten con el respaldo pleno del ciudadano duranguense y gomezpalatino, respectivamente.
Así las cosas, en lo que respecta a Gómez Palacio, la ciudad seguirá secuestrada por los grupos caciquiles que durante mucho años han dirigido la vida de la gente allende el Nazas, tales como los clanes Herrera, los Rebollo y en tiempo atrás el del desaparecido Jesús Ibarra, y continuará la complicidad en cuanto al manejo de las finanzas del municipio, pues se antoja imposible que la nueva jefa de la comuna enderece una investigación de las autoridades salientes que dejaron deudas supermillonarias sin justificar el gasto, pero por supuesto que no, porque, acertó usted, los que llegan, son de los mismos que ya se van.
Resultó pues, que el proceso eleccionario fue albo, limpio, transparente; para el Tribunal no fue trascendente en modo alguno que la elección estuviera viciada, salpicada de arbitrariedades de los mismos cuerpos policiacos y ni qué decir de la intervención de los grupos de delincuentes que llegaron incluso a la utilización de las armas de fuego. En plena celebración de los 200 años de nuestra Independencia, de ser un país libre, soberano e independiente, muchos duranguenses esperaban una decisión más justa, apegada a la realidad pero ya se vio que no, que prevalecieron los intereses de pocos sobre los de muchos, a pesar del repudio manifiesto hacia las autoridades electas.
Es de esperarse que quienes se hagan cargo de la administración municipal continúen con el ritmo (¿) de trabajo de sus antecesores, porque, se sabe, son los mismos y de ser así, Gómez Palacio y Durango en general, seguirán estancados en cuanto a prestación de servicios, obras, educación, salud, fallas que, reitero, se han observado a lo largo de los años con las administraciones que han pasado como quien dice sin pena ni gloria pero, como dicen los militantes de Acción Nacional: así lo quisieron quienes les dieron el triunfo, aunque las carencias continúen quién sabe hasta cuándo.
Ni hablar, aquí aplica el viejo, sabio y conocido adagio que dice: los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, indiscutiblemente.
Que la vida le sea leve. Nos leemos en la próxima, S.D.Q.
Sugerencias y comentarios a pbelmonte@lalagun4.com
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