Cuentos
y realidades de México
Fidencio Treviño Maldonado
La
capacidad regenerativa de nuestra clase política está en su discurso, sus palabras, su
retorica y su labia ladina; México, país de cuentos tristes
Leer a Juan
Rulfo y su “Llano en Llamas” es panorama nada alentador de nuestra campiña
nacional, una tierra con olor a cenizas, un campo olvidado, cuentos en donde el
fantasma de los caciques siguen pululando, la nube negra de la pobreza rebasa
toda imaginación, la miseria como presagio, testamento, herencia y hasta
nostalgia de algunos habitantes de México por esos rasgos.
No podemos
dejar fuera, en los cuentos tristes universales, a Antón Chejov, Thomas Mann,
James Joyce, William Faulkner, un ingenioso Gustave Flaubert, al reducido (en
líneas) Augusto Monterroso, a Bárbara Jacobs o al maestro Agustín Yánez
con “Las Tierras Flacas”, un Oscar Lewis con “Los Hijos de Sánchez” entre
otros muchos.
La perorata y retórica, están vigentes en el
país, sin embargo siempre son panoramas tristes y hasta cruentos los que nos
ofrecen estos “hacedores de la patria”. La poesía es el amor descarnado, es el
deseo reprimido y el amor transmutado en desamor, la estética de la
palabra. El teatro es la novela
transmutada en carne, es el pensamiento materializado y la evocación a los
dioses en plegarias vivas.
Los cuentos
son verdades y mentiras a medias, cuando son escritos por grandes autores. Le preguntaron a la mamá de Juan Rulfo: ¿Por
qué su hijo ya no escribe?, y ella contestó: “Es que ya se murieron los que le
contaban historias”. Lo mismo le pasó a Gabriel García Márquez cuando escribe
sobre Macondo. Nuestros cuentos en México son de nostalgia, cargados de ese
viento que se empeña en correr paralelo con las desgracias, levantando polvos
de lodazales lejanos, lo que queda de los pantanos de la corrupción.
Las noticias
que salen del palacio imperial y de las
casas de cristal (televisoras) son cuentos, son palabras que esconden detrás de
cada una, la verdad a medias y la mentira completa. Algunos cuentos
lamentablemente fragmentados, siempre con los vuelos precarios y traicionados
por la misma acción mediática.
Los
personajes pintorescos que a diario aparecen en los cuentos mexicanos;
caricaturas sarcásticas, irónicas y hasta perversas, que entre la realidad y el
delirio se confunden en una especie de hervidero caótico para así hacer más
confuso, profuso y difuso el de por si gris panorama nacional, con las intrigas
clásicas, sin dignidad en la defensa, esa misma dignidad que cae en la
perversión, sin ser capaces nunca de morir por sus convicciones, al contrario,
casi todos estos personajes son unos irremediables y redomados granujas,
capaces de rentar, vender o regalar la patria, aunque su misma madre vaya en el
trato.
Este es el
México que cada vez tiene menos fe en los cuentos que los políticos inventan.
Creadores, es nuestra clase política de un tambaleante sistema deshumanizado,
que poco a poco se deteriora y con esclerosis múltiple como padecimiento
terminal, donde la comunicación con el
pueblo está perdida y la fraternidad no existe. El machamartillo es usado en el
lenguaje grotesco, la pura dicción y el invento de los cuentos que revelan los
funcionarios y gobernantes nacionales y aldeanos son pura perorata, y debajo de
estos miasmas hay mucha mierda.
Esta es la
tierra lívida como talco a la que Juan Rulfo se refiere en Cómala, un Pedro
Páramo que se cruza de brazos para que el pueblo (Cómala) muera de hambre, los
campesinos a los que hace referencia el mismo Rulfo, poseedores de la tierra
árida del inmenso yermo en su cuento “Cuando nos dieron la Tierra” esos son los
cuentos tristes de lo que la canasta
está llena y hastiado el país, la verdad tangible que campea
de ser hijos de Pedro Paramo o de Don José Sánchez o tal vez un
descendientes más de Juan Pérez
Jolote, resignados a sobrevivir con los
cuentos costumbristas, perversos, cuentos chinos a la mexicana en donde siempre
sale triunfante el mexicano, o aquella frase que se uso antes, cuando las
historias eran ridículas –Mejor cuéntame una de vaqueros –ahora puras
reformas, convertidas en ridículos
cuentos, llenos estos de lugares comunes
de nuestra mandona y caótica Casta
Divina..¡No te acabes México ..!
kinotre@hotmail.com
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