jueves, 29 de enero de 2015

COLUMNA



Buenas intenciones y el jefe de la oficina del gobernador


Rubén Olvera Marines
 
Si las buenas intenciones, las promesas y las plegarias fueran indicadores para medir la eficacia del sector público, la mayoría de los gobiernos gozarían de abultados índices legitimidad y confianza.  Ahí tiene usted al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que ante la problemática por la caída de los precios del petróleo y ante la falta de resultados concretos, encomendó a las deidades el futuro económico de su país (y probablemente también su propio futuro político), utilizando la frase “Dios Proveerá”.
Al menos en lo que respecta a los asuntos de gobierno, aunque respetables, las plegarias no satisfacen las necesidades y expectativas de los gobernados. Porque si así fuera, entonces exigiríamos cuentas a los gobiernos por sus buenas y, en ocasiones, bien maquilladas intenciones, evaluaríamos sus planes, sus acalorados discursos o sus abundantes promesas de campaña.  No es así. Como ciudadanos (por cierto, mortales), lo que en realidad nos interesa, y mucho, es exigirle al gobierno que encuentre y ponga en práctica soluciones a problemas básicos como la competitividad, el crecimiento, la calidad en la educación que reciben nuestros hijos, que no falte el agua, que no roben más en los negocios de la ciudad o que lleguen más inversiones extranjeras a la entidad. Ya que hablamos de la entidad, Coahuila, y de los resultados concretos que se esperan del gobierno estatal, no llamó tanto la atención la salida de María Esther Monsiváis, que durante buen tiempo ocupó el cargo de Jefa de la Oficina del Gobernador, como está llamando el hecho de que a la fecha no se haya nombrado a alguien en su lugar. Pero lo que está provocando cierto escozor, es el trascendido de que no se nombrará a alguien más, y que sus funciones serán transferidas a otras oficinas de rango menor adscritas al Ejecutivo.
Pero, ¿qué relación existe entre las buenas intenciones de un gobierno, de las que hablamos anteriormente, con el cargo de Jefe de Oficina del Gobernador? Casi Nada. La Ley Orgánica de la Administración Pública de Coahuila establece, en su artículo 11, que esta oficina, entre otras amenidades, será la encargada de “llevar el seguimiento de los acuerdos y compromisos del Ejecutivo” (es decir, sus promesas), y más importante, también se encargará de “vigilar el cumplimiento de los avances en la ejecución del Plan Estatal de Desarrollo” (es decir, sus buenas intenciones).
Posiblemente, dos o tres secretarías estatales podrían cumplir sus programas sin contar con un titular durante algún tiempo, pero una unidad administrativa cuyo mandato específico consiste en auxiliar al gobernador para asegurar que cada secretaría o dependencia ponga en marcha las medidas dictadas y alcance los resultados esperados, convendría tenerla en pleno funcionamiento los 2, 190 días del sexenio. ¿Y no está para eso el propio gobernador Rubén Moreira? Se preguntará, usted, amable lector. Por supuesto. Sin embargo, tan sólo basta con escuchar la popular frase: “orden dada, no supervisada, vale para pura…”, para recordar que la clave para transformar las buenas intenciones del Plan Estatal de Desarrollo (PED) en resultados concretos, es el seguimiento.  Los secretarios del gabinete acuden atiborrados de carpetas a sus respectivos acuerdos con el gobernador. No obstante, ya se imaginará usted, le presentan las cifras bonitas, las agradables, las que visten los informes de gobierno. Pero, ¿quién informará al gobernador que en competitividad económica estatal vamos a la baja, y que la de los principales municipios se ha estancado, que ninguno de ellos ha avanzado en mejora regulatoria? ¿Quién le precisará que en crecimiento económico estamos muy lejos de la meta anual del 6.0% establecida en el PED? ¿Cómo se enterará que, según datos del Registro Nacional de Inversiones Extranjeras, a septiembre de 2014, la entidad sufrió una de las peores caídas del país, al pasar mil 184 mdd en 2013 a apenas 266 mdd el año pasado? El tiempo se agota. Este año, por ejemplo, se cumple el plazo para el logro de los Objetivos del Milenio. Coahuila asumió estos objetivos como propios y publicó un programa específico. ¿Qué oficina le presentará al gobernador un reporte preliminar? ¿Quién dará seguimiento a las medidas correctivas? La jefatura de la Oficina del Gobernador no, porque está acéfala. ¿O será otra función que pase a la Secretaría de Gobierno?
Contacto: olveraruben@hotmail.com

No hay comentarios: