Veamos de qué se
trata la Reforma Energética… el gobierno de Peña Nieto nos está engañando
Hagamos una comparación de lo que pasó en Irán y lo que acontece en México,
aquí y ahora.
Augusto Hugo Peña D.
Para entender qué es la reforma
energética hay que saber algo de historia, de la historia de EEUU y de su afán
depredador y expoliador de las materias primas de otras naciones para apuntalar
su economía y fortalecer su hegemonía global. Comparemos lo sucedido en Irán en
1949 y lo que hoy acontece en México respecto a los energéticos y a la reforma
que Peña Nieto, imbécilmente, está llevando a cabo. En 1949, el Shah de Irán, Muhammed
Reza Pahlevi fue invitado a Estados Unidos por una empresa, que lo atendió de
maravilla y le ofreció la posibilidad de que Teherán sería una ciudad tan
progresista y hermosa como Nueva York e Irán gozaría de una prosperidad igual o
mejor que la de EEUU. Todo ello a cambio de permitirles extraer y procesar el
petróleo iraní por una compañía propiedad de Nelson Rockefeller, dueño del Chase
Manhattan Bank y de la compañía petrolera más importante del mundo, por esas
fechas, la Standard Oil. Reza Pahlevi mordió el anzuelo y ahí comenzaron las
desgracias para Irán y los iraníes. El pueblo de Irán se movilizó más
de lo que hacemos los mexicanos, y la clase política iraní también, logrando
derrocar por medio de las urnas al Shah, huyendo este como rata al extranjero
mientras EEUU preparaba su retorno amparándolo con 60 mil marines, los que
asesinaron a cientos de opositores hasta que lograron colocar en el trono a
Reza Phalevi. Este apátrida persa duró en su gobierno 25 años y el país se fue
al caño, Irán se endeudó con EEUU con más de 40 mil millones de dólares y la
población llegó al límite de la pobreza, tal y como sucede hoy en México. Un
error de EEUU fue quitar al Shah y poner en su lugar a otro más a modo del
interés de las empresas petroleras, ahí fue como los iraníes lograron imponer
otro régimen, el del Ayatola Homeni. Gracias a eso, ahora Irán es uno de los
países más prósperos del mundo y se ha desarrollado espectacularmente; de ser
deudor de 40 mil millones de dólares, hoy varios países le deben más de 400 mil
millones de dólares y la población ha progresado, y el país se ha desarrollado
a la altura de las naciones más prósperas del mundo. Si el imbécil que nos gobierna y
la clase política parasitaria y ladrona que le acompaña supieran esta historia,
otras serían las condiciones socioeconómicas de nuestro país, pero no hay que
olvidar que el pueblo también cuenta. En Irán la gente se levantó contra el
régimen del Shah, por ser un inútil, sinvergüenza y apátrida, ¿por qué el
pueblo de México no hace lo mismo y se sacude a este gobierno que presume de
demócrata siendo parasitócrata y cleptócrata? ¿Nos faltan líderes que nos
guíen? No, lo que nos falta es enjundia, razonamiento y decisión, entonces…
¿qué deberíamos hacer? Lo primero, lo pienso así, es que razonemos y entendamos
que quienes nos gobiernan son nuestros enemigos, este razonamiento irá
germinando, y no de un día para el otro, pero en poco tiempo, la luz del
entendimiento nos hará más enjundiosos y con ello, sin lugar a dudas,
lograremos sacudirnos a estos parásitos, como son los políticos y funcionarios
públicos, coludidos con los grandes empresarios, ligados todos ellos a las
trasnacionales. ¿Cómo?... ya veremos. De preferencia por
medios pacíficos para evitar pérdidas de vida inútilmente, aunque el gobierno
de Peña Nieto, ya militarizado hasta la coronilla, provocará que la violencia
aparezca. Ellos la iniciarán por medio de agentes infiltrados entre sus
opositores, tal y como siempre lo han hecho. Sabemos que Peña Nieto cuenta con
el asesoramiento de militares y agentes de la CIA y otras agencias de
inteligencia estadounidenses, y es aquí donde el pueblo tiene que hacer uso de
la mesura e inteligencia para no caer en provocaciones, y así poco a poco, los
mexicanos lograremos que estos vende patrias que ocupan Los Pinos y las
Secretarías de Estado, poco a poco recapaciten y entiendan que el pueblo de
México, los mexicanos, somos los dueños del país, y no ellos ni las
trasnacionales. O ¿usted qué opina apreciable lector?
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