Algo que vale la pena contar
Alberto Boardman
Quisiéramos decir que a fuerza de la continuidad
inmediata ya de cuatro años, las elecciones en Coahuila se han vuelto una feliz
tradición, pero no. Este 2014 no será la excepción (como también sucederá en 2015)
y el próximo domingo, según dicen, habrá de celebrarse una fiesta de la
democracia más. Muy injusto sería calificar de tanto tedio electoral, a los
famosos azares del destino. La pobre ventura a la que de casi todo echamos la
culpa, nada tiene que ver. Mas bien, se trata del “desatino” de quienes deben
prever y analizar en prospectiva, la organización de elecciones a puestos
populares, esos para los que se requiere obligadamente la emisión del
subestimado sufragio ciudadano. Reconozco no ser un
avezado analista político, ni tampoco pertenecer a la llamada fauna híbrida de
la familia Procyonidae, es decir, a los popular y coloquialmente conocidos como
“mapaches” electorales, pero sin embargo, comparto el sentir popular sobre el
tema y es por ello que me atrevo a opinar sobre un asunto que aunque político,
involucra en demasía la lógica popular. Por ejemplo, ¿No es posible que quienes tomen las
decisiones en este ámbito de nuestra organización social, asimilen el desgaste
que en el ánimo ciudadano produce tanta elección consecutiva? Y no me refiero a
un aspecto en particular, sino a todo el proceso en su conjunto. De entrada, la publicidad monótona y repetitiva hasta
el cansancio con que se bombardea a la ciudadanía en radio, televisión, prensa
escrita y medios visuales ubicados en la ciudad. Durante medio año completo
estamos obligados a chutarnos por todas partes, más del cincuenta por ciento de
impactos publicitarios destinados al IFE, ahora INE, partidos políticos y los
propios candidatos.
Y por si eso fuera
poco, además de los spots y boletines de los participantes en la contienda,
luego vienen las entrevistas, los consabidos discursos y mitines, los famosos
toca-toca, las caravanas, las brigadas de cruceros y por otro lado todo el
trabajo que involucra a la autoridad electoral a fin de contar con
participación ciudadana en las casillas el día de la elección. Una actividad de esta naturaleza con el ritmo sucesivo que
experimenta Coahuila, tenía que dar como resultado el desencanto en la
participación, con todo y que los candidatos presuman en sus cierres de campaña
la convocatoria de miles de gentes, los analistas vaticinan que solamente
acudirán a las urnas a efectuar sufragio uno de cada tres empadronados, lo que
nos llevaría a pensar cuando mucho en un 33% del total. Por otro lado, hay que recordar que tal y como lo indican
recientes análisis de credibilidad, según el estudio elaborado por el Consejo
Cívico de Instituciones de Coahuila, A. C, en escala de cero a diez los peor
evaluados resultaron ser los partidos políticos en cuanto a la percepción
ciudadana de confianza se refiere, logrando apenas obtener un 3.79% y en este
mismo rubro, los actuales diputados locales no distan mucho de la calificación
anterior, logrando apenas un 3.87%. Ni analizando esos niveles de confianza,
nuestros políticos ¿Pueden darse cuenta, de que nuestro tiempo urge cambiar la
forma de hacer las cosas para ganar certidumbre? A ver, ¿Cómo quieren recuperar credibilidad si en sus
propuestas de campaña, (concretamente por lo que corresponde a esta elección de
diputados locales) se la pasan haciendo referencia en demasía, a la solución de
problemas directos de la ciudadanía que salen completamente fuera de su ámbito
de operación? ¿Para qué prometer trabajos, educación, mejores servicios
públicos para las colonias, si son aspectos en los que solamente pueden influir
de manera indirecta aprobando o sancionando las iniciativas propuestas por otras
autoridades como el Gobernador o los Alcaldes? Los diputados locales no tienen presupuesto para
ejercer el arreglo de una calle, dar una beca en forma masiva o una despensa.
Cuando mucho su trabajo consiste en proponer iniciativas o reformas a las leyes
para quizá, sí ampliar programas o ejercicios en dichos rubros, pero deben
dejar muy en claro que no depende directamente de ellos otorgar dichos
beneficios. Por eso la gente ya no les cree, o dígame usted ¿Cuántos de
los diputados salientes cumplieron a cabalidad con todo lo prometido en sus
campañas hace tres años? No se trata solamente de ganar adeptos con la venta de
espejitos, deben entender que los ciudadanos hace mucho, pero mucho que nos
encontramos en otro nivel. Que mejor prueba de esta apatía, que la respuesta de
los votantes el día de la elección. Es tiempo de que los partidos políticos comiencen a
considerar en serio, que las campañas inician desde el primer día en que sus
representantes toman posesión y no esperarse tres años para volver a repetir
una oferta eterna. Ojala y usted decida salir a votar, pero reflexione un poco
antes de emitir el sufragio, como decía aquella máxima de Quevedo, “Nadie
ofrece tanto, como el que nunca va a cumplir” Somos lo que hemos leído y esta es palabra de
lector. Contacto:
radioelitesaltillo@hotmail.com Twitter: @AlBoardman
No hay comentarios:
Publicar un comentario