viernes, 24 de enero de 2014

Enrique Peña Nieto no puede resolver los problemas de México y quiere resolver los de Siria



Augusto Hugo Peña D.
*Su ignorancia es preocupante. Primero que arregle el conflicto de Michoacán y luego se lance a ser héroe internacional
México está listo para ayudar a Siria en su conflicto de guerra; México va a asesorar a Siria para lograr la paz; ¿México, un país en guerra va a lograr que Siria logre la paz? Esta es la noticia más estúpida con que los diarios de México y del mundo adornan sus primeras páginas. Qué poca vergüenza de Peña Nieto. ¿A quién se le ocurre decir tamaña barbaridad? Pues nada más y nada menos que al canciller mexicano, José Antonio Meade Kuri-Breña. Preguntémonos, ¿quién es José Antonio Meade Kuri-Breña? Fue nuestro secretario de Hacienda con Felipe Calderón, y eso nos indica que es empleado del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional; o sea que es sirviente de EEUU, además es un mexicano de origen libanés y, curiosamente, es miembro de las familias cristianas maronitas, contrarias, por no decir archienemigas, del régimen de Bashar El Assad, el presidente de Siria. Si le sumamos que México no puede arreglar el conflicto de Michoacán y de todo el país, ¿cómo y con qué va a asesorar en Suiza a los sirios para que alcancen la paz?
Washington invita a sus sirvientes al foro de Suiza para enredar el conflicto, y no solucionarlo: EEUU pretende derrocar a Bashar El Assad porque le es incómodo, él es una pieza clave en sus relaciones con Irán. En 1982 fui invitado a un foro de esos a Beirut, dizque para alcanzar la paz en el Líbano. ¿Saben en qué terminó?, en una masacre con la invasión de Israel a Líbano, en la que hubo 30 mil muertos civiles y daños materiales por más de 50 mil millones de dólares. El gobierno de México no tiene la capacidad de gobernar en paz a nuestro país y Peña Nieto, que es menos inteligente que Meade Kuri-Breña, se presta a un juego del imperialismo, juego de guerra en el que si nos metemos ¡no tendremos la forma de salir! Nuestros gobernantes, amén de inútiles para todo, y corruptos a más no decir, de política hegemónica no saben nada, absolutamente nada. México es monigote de EEUU desde el primer día que tomó la presidencia Miguel de la Madrid; con Salinas se transformó en pelele de Washington y en una suerte de traspatio de ellos y de sus trasnacionales. ¿Por qué acepta ser asesor de un país en conflicto cuando del propio, nuestro gobierno no sabe nada? La invitación que la ONU le extiende a México para participar en la pacificación de Siria, en realidad la hace EEUU, sabiendo que cuenta con México como su títere; entonces, el prestigio que antaño tenía nuestro país ya está por los suelos. Lo grave es que no hay políticos que sirvan de contrapeso a las imbecilidades de Peña Nieto, no los hay en el PRI ni en ningún partido, ese es nuestro mayor problema, igual o peor que el de Siria. Nuestro gobierno no tiene vergüenza, se mete en asuntos de relumbrón que además son imposibles de resolver, porque quienes los provocan son EEUU y Gran Bretaña; entonces les servimos de cómplices para perjudicar a terceros países, ¿olvidamos acaso que el principal enemigo de México es precisamente EEUU? La historia nos lo dice: “Remember The Alamo”; si Peña Nieto leyese un poco de nuestra historia, no se metería en este berenjenal, sí, berenjenal.
Solo le veo una causa por la que Peña Nieto –por su ignorancia supina- haya aceptado la invitación a Suiza a “resolver” un problema que no es nuestro, esta es que en su gabinete tiene más libaneses y judíos de los que la política mínima necesaria puede soportar: los hijos de libaneses que trabajan al lado del presidente, Pedro Joaquín Coldwell, Jesús Murillo Karam, Emilio Chuayffet, Mercedes Juán y muchos otros, jamás han hecho nada por el país de sus padres, lo que nos da el derecho de dudar de su lealtad hacia México. ¿Y los judíos?, de estos y de esos hijos de libaneses, lo único que puedo decir es que todos, sin excepción, son excelentes acumuladores de dinero para su particular peculio; ninguno de ellos tiene trazas de mexicanidad y, además, todos ellos pertenecen a segmentos sociales y políticos configurados como archienemigos del régimen de Siria, por lo que considero que México, por vergüenza, decencia y conveniencia, no debe participar en las pláticas de paz para Siria. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

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