De primera, segunda y tercera
fidencio
treviño maldonado
Hay muchas cunas de petate, manta y de seda, sin saber al nacer ya venimos
de primera, segunda y tercera. ( canción ): Ma. Dolores Pradera.
Cada día,
el glamour, la vanidad y el orgullo nos envuelve en lo más profundo de esa
clasificación, no sólo en México, sino como un paradigma mundial
nacen estadísticas, gráficas y medidas en la que oprobiosamente
la raza humana estamos divididos por el tamaño, color, ropa, casa,
trabajo, propiedades, familias entre otras cosas, hasta
para morirse hay panteones de primera, segunda y tercera y en
estos mismos camposantos existen tumbas también con esa
clasificación que va desde el tipo de velorio, al nacer también, y
inclusive antes ya con festejos adelantados y regalos para quien
llega al mundo. Parece que aquel rasgo del humilde carpintero de
Nazareth, llamado humildad, se fue o lo mandamos por las cloacas de la
soberbia, pedantería, y el falso orgullo que subyace en cada uno de
nosotros y que el mercantilismo, la competencia y guerra feroz sin
sangre, día a día tenemos con el materialismo que luminoso a
terminado o pretende acabar con los recuerdos de lo que queda de aquellos
rasgos o valores que familia, sociedad y escuela proponían. La
sangre retoma sus colores y de azul pasa a ser carmesí, negra y parece al
menos que en México la piel forma parte de este catalogo de
categorías de colores, siempre con la afrenta del tatuaje de
ser el último en la fila. Los de primera son la élite, la clase
alta, la gente bonita que aparece en sociales de revistas mundiales, con
propiedades en varios puntos del mundo y cuentas bancarias con varios ceros,
después de otros seis ceros, los que viven en el otro México, los que amasaron buenas
o malas fortunas y que siguieron el paradigma Maquiavelista ----El fin
justifica los medios --, aquellos que se gastan en una cena lo que un
obrero mexicano no gana en un año, los que hasta se
indilgan títulos nobiliarios; los imperios de fortunas. La clase
llamada de segunda o media, son algunos que se creen ricos, en donde --Todos
ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres--- grupos
que viven en colonias cerradas, su trabajo es transitorio, algunos
trabajan como güeros para vivir como negros, estrenan coche cada dos
o tres años, disfrutan periodos de vacaciones ya sea en los EUA o en alguna
playa, lo comentan y toman fotos para mostrar donde gastan su dinero,
sus hijos estudian en colegios, tienen continuas reuniones entre sus
amigos, sus puestos dependen de sus jefes superiores y nunca conocen a sus
verdaderos patrones, esta misma clase puede ser media alta o baja en
donde también tienen cabida millones de profesionistas, no es raro
que para sobrevivir en este rango de segunda trabajen la pareja, para
seguir subsistiendo y mantener su status y no caer en la tercera categoría. La
tercera clase es la puerta del purgatorio, no hay esperanzas, el dolor y hambre
se confunden y sólo se supera por el sueño, o la muerte, son los desarraigados,
algunos no poseen ni nombre, nacen pobres y mueren desangelados y sin
acceso a nada, una telaraña que captura y de la que no hay escapatoria
inclusive a su miserable vida, como paradoja se se comenta que
son felices en su mundo, porque en en esta categoría también se
divide en dos ; los pobres y los miserables, sin embargo por necesidades
de los sistemas y de la vida misma forman el mayor ejercito y inmensas
legiones, no sólo en México, sino en todo el planeta en
donde también hay clases de primera, de segunda y de tercera.
Bueno esta clasificación llega hasta en los amores que ahora con las novelitas
color de rosa que nos ofertan, los hay de primera, segunda y de tercera,
entre políticos ni que hablar, hasta para robar, los hay de primera,
segunda y tercera, aunque aquí cabe hasta de cuarta y quinta y
son los pocos que están o caen en la cárcel, no por robar al
pueblo, sino por pendejos.. Comentarios y Sugerencias; kinotre@hotmail.com
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