jueves, 10 de octubre de 2013

¡Que la nación me lo demande! 
 “Protesto cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de Los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que ella emanan… y si no lo hiciere así, que la nación me lo demande”: *Enrique Peña Nieto: Diciembre 1º del 2012

 Augusto Hugo Peña D.

En México las frases célebres por lo general no dicen nada, dicen poco y a veces dicen lo contrario de lo que indica su pronunciamiento, como es el caso de esa frase que todos los presidentes de México pronuncian al tomar posesión del cargo como primer magistrado de la nación, y sin importar que el cargo lo hayan ganado en las urnas o se lo hayan robado, como Salinas de Gortari, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, por mencionar a los tres últimos. Todos han dicho: “Protesto cumplir y hacer cumplir la constitución Política de Los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen… y si no lo hiciere así, que la nación me lo demande.” 
Peña Nieto, Calderón, Fox, Zedillo, Salinas y de La Madrid, lo dijeron e hicieron todo lo contrario; de los mencionados, Peña Nieto, Calderón y Salinas han sido los más reacios a cumplir sus obligaciones y promesas; curiosamente son los tres que se han robado la elección, coludidos con los grandes empresarios, las trasnacionales y los medios de comunicación masivos, la Mass Media.

¿Qué es lo que nos indica este fenómeno de incumplimiento presidencial? Lo primero es que el presidente no es el presidente de los mexicanos sino de unos cuantos mexicanos y extranjeros, los que siempre, utilizando al presidente de la república como su sirviente y o títere, se han beneficiado, se benefician y lo seguirán haciendo, a costa de las mayorías, de los mexicanos que tienen poco o nada y que ni siquiera perciben el mínimo necesario para llevar sustento a su familia, ni aun trabajando más arduamente que el propio presidente. Peña Nieto desde el 1º de diciembre pasado cuando se hizo de la presidencia “Hayga sido como hayga sido” ha vuelto a mostrar su talante de represor -no olvidemos Atenco-, no porque sea fuerte, poderoso e inteligente sino por todo lo contrario, es un enclenque políticamente hablando, es un miedoso que ha incursionado en puestos públicos en los que sus capacidades han quedado en entredicho y su honestidad también.
Gobernante que le teme a su pueblo no es gobernante, más bien es el gerente de otros que tienen intereses que no empatan con los de la ciudadanía. Peña Nieto se ha blindado más que el presidente Obama y que Putin, el primer ministro ruso. ¿A qué se debe? A sus temores y al de quienes lo utilizan para sacar adelante sus proyectos expoliadores de nuestras riquezas. ¡Lástima por nosotros! Y vergüenza por este gobierno que en diez meses sólo ha logrado hacer retroceder al país, en todos y cada uno de los cuatro rubros de la política, la que es ciencia y arte: Seguridad social, salud, alimentación y educación. O ¿usted qué opina, apreciable lector?
 
 

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