lunes, 2 de marzo de 2009

LA ESCUELA Y LA VIDA
Profr. Evaristo Velasco Álvarez

¡Es verdad!, todos los que orgullosamente hemos abrazado la carrera magisterial como el medio de desarrollo de nuestras personas y como la actividad productiva que nos permita dignamente percibir salario, hemos definido nuestro desempeño como la bella oportunidad para servir a nuestros semejantes en la construcción de un mundo más feliz, más comprometido y más humano.

“Nadie está obligado a dar lo que no posee, ni a destruir lo que no construyó”, dice el refrán. Y de las enseñanzas nobles del maestro de Galilea en cuanto, a optar por poner la mejilla contraria a quien nos haya abofeteado, mi amor todavía no es tan grande como para perdonar a quienes hacen de las actividades inmundas su modus vivendi.

¡No!, no puedo perdonar a quienes por hacerse de dinero asesinan a inocentes, o secuestran por el rescate. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos nos pide clemencia y consideración a aquellos que no pueden ser más que animales (y que los animales me perdonen).

No es humano el que mata por placer o por ambición. Su condición bestial surge y su condición humana se sumerge en lo más recóndito. No es humano el que por satisfacer sus bajas pasiones viola a un ser humano indefenso y contra su voluntad.

No es humano el que secuestra a sus hermanos para luego exigir rescate a cambio de la libertad, y poniendo en riesgo la vida o peor aún, provocando muertes y torturas. ¿Pues quiénes se creen que son para jugar con la vida y la libertad de sus congéneres?

Por mis anteriores reflexiones, quienes renuncian a su condición humana por obtener de manera ilícita y a costa del sufrimiento de otros seres, hombres y mujeres, no merecen ninguna consideración de parte de nadie; perfectamente saben a lo que se están metiendo y perfectamente saben las consecuencias de sus acciones.

También debo recordar a los amables lectores que la manutención de los reos en los centros penitenciarios asciende a sumas verdaderamente elevadas. Tan solo veamos: Cama, ropa de cama, ropa personal, calzado, alimentación (balanceada), abrigo, espacios y equipo de entretenimiento, escuela, maestros, personal especializado en salud, en fisioterapia, en psicoterapia, en administración, en vigilancia, biblioteca, espacios deportivos, etc. ¡Viven como reyes!... Y la verdad ninguno merece trato humano ni de tales preferencias.

Están donde están porque ellos así lo decidieron; su situación es consecuencia de sus acciones a las ni usted amable lector, ni yo, tenemos ni remotamente acceso; pero usted como yo y todos aquellos que como nosotros pagamos con puntualidad nuestras contribuciones, ¡pagamos para que se les atienda…! ¿Pero cómo hemos llegado a tanto?

Por lo tanto ni es malo ni es inhumano deshacer vidas humanas que ya están deshechas por voluntad propia; que no nos vengan a chantajear implorando perdón los que no fueron capaces de otorgarlo. Que muera la inmundicia y la ignominia y… ¡Que viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com

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