Los problemas que se atienden en el paseo derivan del descuido en que se tenía este “tesoro de la ciudad” y se relacionan con el alumbrado, el deterioro estructural, la suciedad y las fugas de agua.

Además, para abatir el desgaste de las bóvedas a causa del agua que se trasmina desde los locales del exterior, se está realizando, en coordinación con Simas, un estudio para identificar los puntos en donde hay fugas de agua potable o de drenaje a fin de repararlas.
De igual forma se está haciendo un estudio para evitar el deterioro de los materiales de la construcción, tales como el acero, el concreto y el adobón, pues la infiltración de oxígeno ha propiciado el desarrollo de una bacteria que puede ocasionar su desmoronamiento.
Lozano Ayala explicó que luego de ello se analizarán los resultados y posteriormente se platicará con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien autorizará el tipo de producto que puede emplearse en todo el canal para que no se siga dañando su estructura.
Aunque el Canal de la Perla mantiene sus puertas abiertas al público, Lozano Ayala puntualizó que será a partir de la próxima semana cuando los trabajos se hayan terminado, lo que permitirá a la ciudadanía disfrutar plenamente de este pasaje histórico.
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