sábado, 5 de septiembre de 2009

UN SUBSECRETARIO NON GRATO EN EL GOBIERNO DE LA GENTE
rocío arenas

Las versiones sobre relevos en algunas oficinas del Gobierno de la Gente se dejan sentir por el éxodo de funcionarios que emigraron en pos de una de las candidaturas de su partido. En la Laguna se ha vertido la especie de que el actual Secretario de Educación y Cultura, el profesor Jesús Rentería, dejaría el cargo para que su lugar sea ocupado por Gerardo Alba, más conocido por el “agonías”, especie que obviamente él mismo se ha encargado de hacer circular en el medio magisterial. Por principio de cuentas, dicha versión ha causado una molestia especial el hecho de que el famoso agonías muestre tan abiertamente su preferencia de querer (a como de lugar) tumbar al profesor Rentería, cuando él mismo es representante del Gobierno de la Gente. En el caso del agonías como en el de cualquier funcionario, puede existir preferencia por tal o cual secretaría, pero lo que definitivamente no es aceptable es permitir que éstas se conviertan en una obsesión.

Cuando una persona recibe la confianza del Jefe del Ejecutivo Estatal cumple con una función, se está representando al Gobierno de la Gente. Sin embargo, el agonías es fuente de todo tipo de comentarios en la peronera capital, precisamente por el poco cuidado que pone en su responsabilidad pensando en la silla de la S Ey C de la Laguna.

Su ligereza y falta de oficio lo han llevado a cometer pifia tras pifia. La conducción del subsecretario agonías en el Gobierno de la Gente no puede ser más desafortunada. En su encomienda lo más importante a cuidar es la imagen, pues mientras permanezca en el cargo que le despojó a varios saltillenses con más derechos, la suya es la del Gobierno de la Gente. Y es precisamente ésta la que menos ha atendido el agonías, quien por anteponer su obsesión, deja de lado su responsabilidad y ha agregado un importante número de escándalos a su lista de frivolidades personales.

En el estado actual de las cosas seguramente el profesor Humberto Moreira no tendrá ningún problema en lograr el beneplácito de los coahuilenses para cualquier sustituto del agonías. Aunque no hay que perder de vista que la enfermiza obsesión del agonías es apoderarse de la educación en la Laguna y pintar de rosita todas las oficinas, dotar de sus respectivas zapatillas y tutús a los trabajadores a su servicio tal y como lo hizo en la Sección 35 cuando en mala hora fue nombrado (no electo) como mandamás.

Vaya que si la soberbia tuviera nombre se llamaría Gerardo Alba, conocido en el inframundo magisterial como (a) “el agonías”, que sigue empecinado en llegar a la SEYC y manejar a sus anchas los recursos tal y como lo hizo en la 35; colorear de rosita todo su entorno y estar cerca de su matador, al menos eso es lo que dicen los que le rodean.




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