¡Oh
abril!
Profesor
Evaristo Velasco Álvarez
Estamos estrenando mes, el mes de abril (del latín APRIRE = abrir), el mes en que las
plantas se llenan de flores y la naturaleza toda se ABRE para recibir las
energías del padre Sol que ayudará a la fecundación de miles de bellas flores
con el trabajo de los insectos y el viento para que la polinización actúe. Pronto
todo será belleza, abundancia y colores; frutas y regocijo de todos los seres
vivos. Abril es el escenario natural para que los jóvenes experimenten las
ansias naturales de su propia naturaleza. Los varones intentarán ser los más
completos atletas; los más fuertes, los más veloces, los más elásticos, etc.,
mientras que las mujercitas desearán ser las más bellas, mejor formadas, más
atractivas, para que la naturaleza realice en su momento lo que todos sabemos
que sucede. Pero ese es el problema, porque si no estamos preparados para
atender lo que se nos presente, muy seguramente cometeremos errores; es decir,
que los padres tenemos la obligación de atender a nuestros hijos, como los
buenos jardineros atienden sus plantas y la floración y frutos de sus jardines.
Son celosos y como tal, buscan lo mejor para brindar sus atenciones y cuidados.
Es sumamente importante que los padres y las madres dediquen un tiempo especial
para hablar con sus hijos e hijas y les comuniquen la gran responsabilidad que
tenemos con el cuidado de nuestro cuerpo; de la atención esmerada que debemos
tener tanto con lo nuestro como con el respeto a los demás. Que los jóvenes
respeten a las damitas, pero también que respeten a sus compañeros. Esto es
esencial para provocar un ambiente de armonía y convivencia sana. Unos a otros
deberán ser muy cuidadosos con los atributos que el Todo Poderoso a puesto a
nuestro servicio, sin abusos de unos a otros; es decir sin abusos de ellos a
ellas o de ellas a ellos. Entendiendo la fuerza de la naturaleza en nuestro
desarrollo y en el futuro de nuestra persona, sin olvidar que además de lo
físico, de lo meramente carnal está lo espiritual, está lo volitivo, está
nuestro desarrollo personal; lo que nos distingue de los demás seres vivos.
Enseñemos a nuestros hijos e hijas que no debemos actuar como animales
irracionales. Lo mejor de nosotros mismos no es lo físico, sino la combinación
que nosotros sepamos hacer de lo físico y lo espiritual. Logremos juntos hacer
de nuestra patria algo donde exista dignidad, encontrando lo mejor para lograr
¡Que viva México!
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