sábado, 9 de abril de 2016

Abril



¡Oh abril!

Profesor Evaristo Velasco Álvarez

Estamos estrenando mes, el mes de abril (del latín APRIRE = abrir), el mes en que las plantas se llenan de flores y la naturaleza toda se ABRE para recibir las energías del padre Sol que ayudará a la fecundación de miles de bellas flores con el trabajo de los insectos y el viento para que la polinización actúe. Pronto todo será belleza, abundancia y colores; frutas y regocijo de todos los seres vivos. Abril es el escenario natural para que los jóvenes experimenten las ansias naturales de su propia naturaleza. Los varones intentarán ser los más completos atletas; los más fuertes, los más veloces, los más elásticos, etc., mientras que las mujercitas desearán ser las más bellas, mejor formadas, más atractivas, para que la naturaleza realice en su momento lo que todos sabemos que sucede. Pero ese es el problema, porque si no estamos preparados para atender lo que se nos presente, muy seguramente cometeremos errores; es decir, que los padres tenemos la obligación de atender a nuestros hijos, como los buenos jardineros atienden sus plantas y la floración y frutos de sus jardines. Son celosos y como tal, buscan lo mejor para brindar sus atenciones y cuidados. Es sumamente importante que los padres y las madres dediquen un tiempo especial para hablar con sus hijos e hijas y les comuniquen la gran responsabilidad que tenemos con el cuidado de nuestro cuerpo; de la atención esmerada que debemos tener tanto con lo nuestro como con el respeto a los demás. Que los jóvenes respeten a las damitas, pero también que respeten a sus compañeros. Esto es esencial para provocar un ambiente de armonía y convivencia sana. Unos a otros deberán ser muy cuidadosos con los atributos que el Todo Poderoso a puesto a nuestro servicio, sin abusos de unos a otros; es decir sin abusos de ellos a ellas o de ellas a ellos. Entendiendo la fuerza de la naturaleza en nuestro desarrollo y en el futuro de nuestra persona, sin olvidar que además de lo físico, de lo meramente carnal está lo espiritual, está lo volitivo, está nuestro desarrollo personal; lo que nos distingue de los demás seres vivos. Enseñemos a nuestros hijos e hijas que no debemos actuar como animales irracionales. Lo mejor de nosotros mismos no es lo físico, sino la combinación que nosotros sepamos hacer de lo físico y lo espiritual. Logremos juntos hacer de nuestra patria algo donde exista dignidad, encontrando lo mejor para lograr ¡Que viva México!

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